“Ese hombre sabía lo que podía pasar si soltaba los perros contra los niños. No se puede decir que fue una conducta solo negligente. Por esa razón exigimos contra este el máximo rigor de la justicia. Le arrebató la vida a una criatura inocente, inofensiva”. Con la angustia propia de la pérdida, César Luis Concha no dudó en tildar de “criminal” al hombre que el lunes a la tarde soltó a los perros que atacaron y produjeron la muerte a su hijo David, de nueve años. El pequeño merodeaba, junto a otros dos menores de seis y ocho años, un inmueble ubicado en el barrio Curva de Los Vegas, ubicado al este del municipio de Concepción, por la ruta 329. “Los chicos llegaron a casa gritando que “Huevín”, así le decían a mi hijo, estaba siendo atacado por los perros. Cuando llegué ya había pasado todo y mi hijo había sido destrozado por la jauría. En ese momento el cielo se me vino encima”, apuntó el padre. El hombre habló con LA GACETA en su domicilio del barrio San Expedito, en donde los restos de la pequeña víctima fueron velados hasta las 15. “No puedo creer lo que le pasó a mi hijo. Ni tampoco que haya personas capaces de atentar contra la vida de niños”, apuntó.
El llanto de dolor de la madre se oía desde lejos. David fue sepultado alrededor de las 16 en el cementerio municipal. Desde la casa de la víctima hasta el lugar en que sucedió la tragedia hay alrededor de dos kilómetros. El ataque fue alrededor de las 17.
“Los chiquitos, como casi todas las siestas, salían a cazar pájaros. Días antes habían puesto tramperas que fueron a retirar. No eran ninguna amenaza para nadie. Por eso no se entiende la actitud del dueño de los perros que soltó y alentó a los perros a que salieran a atacar a criaturas inofensivas”, sostuvo por su parte Edith Concha, tía de la víctima. “Vamos a pelear hasta lo último a fin de que el criminal caiga preso”, sentenció la mujer.
Ataque mortal de una jauría: hay una ley de perros peligrosos sin reglamentarMateo (8 años) y Samuel (6) fueron los niños que vivieron la terrible experiencia de ver el avance furioso de la jauría tras ser soltada por su dueño. Eran cuatro perros. “¡Corramos, corramos!, le dije a Huevín. Es que los perros se nos venían encima. El hombre nos dijo que nos fuéramos porque nos iba a hacer tiros. Pero soltó a los perros”, contó Samuel aún asustado. Según la versión de este pequeño, David se quedó atrás y fue alcanzado por los canes. “Se la agarraron con él. Nosotros nos volvimos con un palo y piedras para hacer que lo soltaran, pero no hemos podido. Por eso fuimos corriendo a pedir ayuda”, agregó.
El lugar
El sitio del incidente está en inmediaciones de un loteo ubicado a pocos metros de la ruta 329. En el extremo este de ese inmueble hay un taller mecánico desde el cual habrían salido los perros. Varios efectivos de la Infantería de la Regional Sur permanecían apostados al frente de este lugar a fin de evitar la represalia de parientes y vecinos de la víctima indignados con los propietarios de los perros.
“Según tengo entendido esos animales, alrededor de cuatro, ya atacaron a otras personas. Son mestizos pero bravos. Dos son grandes, y los otros más chicos. Se ensañaron con esa criatura hasta que, según me dijeron, una mujer los llamó. Con los hocicos ensangrentados ingresaron a la vivienda en donde está ahora la policía”, contó un vecino de la zona que prefirió no identificarse.
A 24 horas del hecho la Justicia no había adoptado aún ninguna medidas contra el propietario de los canes. Desde un primer momento la policía solicitó la aprehensión de este, un allanamiento y el secuestro de los animales. Amén de las pericias practicadas en lugar del hecho, el fiscal Miguel Varela, de la Unidad Fiscal de Delitos contra las Personas, solo dispuso el despliegue de efectivos frente a la casa desde donde salieron los canes. La ayudante de Fiscal, Emilia López, dijo que estaban estudiando disposiciones a instrumentarse en las próximas horas. Aseguró que el dueño de la jauría estaba individualizado, como también el sitio en que vive. En principio la causa está calificada como “homicidio culposo”.
Cortejo fúnebre: decenas de vecinos y allegados se acercaron a despedir al menor y a apoyar a su familia
Un cortejo fúnebre de al menos tres cuadras acompañó ayer hasta su última morada los restos del niño David Concha, de nueve años. Se lo conocía como “Huevín” y estudiaba en la escuela Facundo Quiroga del paraje San Carlos de Villa La Trinidad. Desde allí arribaron docentes y alumnos que estuvieron junto a los padres del niño conteniendo el inmenso dolor que les produjo la pérdida de David. Solo el llanto de la madre y otros parientes quebró el silencio cargado de angustia que imperaba en la marcha. Autoridades del Ministerio de Desarrollo Social y de la municipalidad también participaron del sepelio. Ambas instituciones, según se formó, asistieron a la humilde familia con distintos recursos.